Trabajos Originales
Dr. Germán Gamarra Hernández: Profesor Titular. Departamento de Medicina Interna. Director Centro de Investigaciones Epidemiológicas: Dres. Jorge Orlando Díaz Castro, Carlos Alberto León Forero. Sonia Yazmín León Giraldo: Estudiantes de Medicina. Auxiliares de investigación Escuela de Medicina, Facultad de Salud. Universidad Industrial de Santander. Bucaramanga.
Objetivo: determinar la prevalencia de la infección por Tripanosoma cruzi en pacientes tratados con diálisis crónica en Colombia.
Método: se realizó un estudio de corte transversal entre fébrero y julio de 1997. Se incluyeron 1.360 pacientes ubicados en 31 unidades de diálisis localizadas en cinco zonas del país. Región 1 (Bogotá, Neiva). Región 2 (Bucaramanga, Cúcuta). Región 3 (Barranquilla, Cartagena, Valledupar, Sincelejo y Cereté). Región 4 (Medellín, Manizales, Armenia, Pereira). Región 5 (Cali, Popayán, Pasto). Se realizó una encuesta epidemiológica y serológica a cada paciente.
Resultados: 847 (62,28%) pacientes fueron de sexo masculino. La edad osciló entre 9 y 85 años (promedio: 48); 76,3% eran atendidos en zonas no endémicas para enfermedad de Chagas. La causa de IRC fue: desconocida: 28,09%, nefropatía hipertensiva: 25,29%, nefropatía diabética:
19,63% y glomerulonefritis: 12,21%. De los encuestados 987 (72,57%) habían sido tratados sólo con hemodiálisis y 104 sólo con CAPD; los restantes habían recibido ambas formas de tratamiento, sesenta y ocho por ciento llevaban entre seis meses y dos años de tratamiento: 23,5% nunca había sido transfundido y 20% estaban recibiendo eritropoyetina. De 1.312 pacientes 88 fueron positivos para T. cruzi (6,71%). La prevalencia por regiones fue: región 1: 8,87%; región 2: 9,67%; región 3: 4,09%; región 4: 8,33%; región 5: 2,02%.
Conclusiones: la infecciónpor T. cruzi presenta una alta prevalencia en los pacientes tratados con diálisis crónica comparada con otras poblaciones y varía en las diferentes zonas geográficas de Colombia.
La enfermedad de Chagaso tripanosomiasis american a descrita por el médico brasileño Carlos Chagas en 1909 es una zoonosi causada por el parásito protozoo Trypanosoma cruzi (1). Es endémica en América Latina y como muchas de las enfermedades tropicales afecta principalmente a la gente pobre que vive en áreas rurales.
La transmisión del T. cruzi por insectos vectores es la principal causa de las infecciones nuevas, especialmente en áreas endémicas; per o la transmisió n por transfusión de sangre donada por personas infectadas es cada vez más frecuente aún en zonas no endémicas (2). Se calcula que en Colombia 3,3% de la población se encuentra infectada y alrededor del 10% está en riesgo de adquirir la infección (3).
Los pacientes que requieren tratamiento con diálisis crónica por presentar insuficiencia renal terminal, constituyen un grupo especial
de riesgo para adquirir
enfermedades transmitidas por
sangre y sus derivados. Como
consecuencia de la falla renal y
del mismo tratamiento es necesario
y en ocasiones frecuente,
el uso de transfusiones sanguíneas
a estos individuos (4). En
Colombia se desconoce la seroprevalencia
de tripanosomiasis
y el riesgo de adquirir la enfermedad
por vía transfusional en
esta población.
La inmunosupresión en pacientes con infección por T. cruzi puede llevar a una reactivación de la enfermedad con manifestaciones atípicas y formas severas de Chagas agudo. Se discute si el estado de portador debe contraindicar el trasplante de órganos, en todo caso se requiere una estrecha monitorización de los signos y síntomas que permitan diagnosticar la enfermedad de Chagas aguda o crónica en forma oportuna después de la intervención.
El paciente con insuficiencia renal
crónica (IRC) sometido a terapia
con diálisis, debe recibir
transfusiones múltiples debido a
la anemia que presenta como
consecuencia de la enfermedad
renal terminal y del procedimiento
propiamente dicho, especialmente
la hemodiálisis; por otra
parte, en años anteriores, dentro
del protocolo de preparación
para el trasplante se incluyó el
uso de transfusiones previas para
modificar la respuesta inmune
del receptor y reducir los riesgos
de rechazo del injerto. De
esta forma el paciente en iálisis
es susceptible de adquirir diversas
infecciones transmitidas por
transfusión sanguínea.
Lorca y cols (5) estudiaron 110
pacientes sometidos a hemodiálisis
crónica en Santiago de Chile
encontrando una seroprevalencia
de 5,5 %; esta cifra fue
superior a la observada en los
donantes de bancos de sangre;
además, dentro del grupo de pacientes
dializados, los politransfundidos
presentaron una
prevalencia significativamente
mayor que la encontrada en el
grupo de pacientes dializados no
politransfundidos (menos de cinco
transfusiones).
El T. cruzi se encuentra únicamente
en el hemisferio occidental;
se distribuye ampliamente
desde el sur de los Estados Unidos
de América hasta el sur de
Argentina. Se estima que hay entre
16 y 18 millones de personas
con infección crónica, en Latinoamérica,
que una gran proporción
de ellos han migrado a las
ciudades desde las áreas rurales
en donde fueron infectados y que
aproximadamente 50.000 personas
mueren cada año por enfermedad
de Chagas (6).
En la actualidad se considera que
las medidas orientadas a controlar
la diseminación de los vectores
han logrado reducir la prevalencia
en algunas áreas y ofrecen
la mejor esperanza para obtener
el control de la enfermedad
(7-9). Con la aparición de las
diversas formas de transmisión
se ha modificado la historia natural
de la enfermedad que pasó de
ser una zoonosis a ser una
antropozoonosis y también una
antroponosis ya que al transmitirse
por trasplante de órganos
y por transfusión de sangre
proveniente de personas infectadas
aparecen nuevos problemas
de salud.
La seropositividad en donantes
de sangre encontrada en otros
países latinoamericanos ha sido
variable. En Colombia existen
zonas endémicas bien identificadas
con altos índices de transmisión
vectorial como son el valle
del río Magdalena, la cuenca
del río Catatumbo y la región de
los llanos orientales (Macarena,
Meta); en 1990 el Ministerio de
Salud publicó un trabajo realizado
por Corredor y cols, que
muestra la distribución de los
triatominos en el país (10). Se
estima que hay 1´300.000 individuos
infectados y alrededor de 3'600.000 se encuentran en riesgo
de adquirir la infección teniendo
en cuenta la distribución
de los vectores (11). Por otra
parte, los estudios serológicos en
donantes de sangre han sido realizados
desde hace varias décadas;
en 1965, Corredor realizó
en el Hospital San Juan de Dios
en Bogotá un estudio de 1.182
donantes encontrando una
seropositividad de 2.2% 112 . En
el año de 1991 Guhl y cols presentaron
un estudio realizado en
el banco de sangre del Hospital
de La Samaritana en Santafé de
Bogotá, en 1.651 sueros; se encontró
una positividad similar de
2,54% utilizando la prueba de
inmunofluorescencia indirecta
(13). En el Departamento de
Santander en dos bancos de sangre de la ciudad de Bucaramanga
se estudiaron 658 sueros y se
encontró una seropositividad por
la técnica de ELISA de 7,9%
(14). Recientemente Guhl y cols,
publicaron un estudio nacional
realizado con un total de 6.377
muestras de las cuales 4.407 eran
provenientes de zonas endémicas
y 1.970 de no endémicas; en
todos los sueros se hizo prueba de inmunofluorescencia indirecta
y ELISA; se encontró una prevalencia
de 3,3%, siendo muy
variable en las diferentes zonas
del país; en algunas de cero y en
otras hasta, 12,7% (3).
En agosto de 1993, por Decreto 1.571 se establecieron los requisitos para la práctica de transfusiones de sangre en nuestro país; el 30 de mayo de 1995, la resolución 1.738 del Ministerio de Salud estableció que los bancos de sangre, cualquiera que sea su categoría, deberán practicar bajo su responsabilidad en todas y cada una de las unidades de sangre recolectadas, además de las pruebas indicadas en el artículo 42 del Decreto 1571 de 1993, la serología para la enfermedad de Chagas".
Teniendo en cuenta la ubicación
geográfica de Colombia y la existencia
de zonas endémicas claramente
establecidas, los fenómenos
de migración hacia las ciudades
y que las medidas tendientes a
evitar la transmisión de la enfermedad
de Chagas por sangre o
sus derivados sólo se comenzaron
a implementar en época reciente,
se hace necesario investigar la prevalencia
de la infección (clínica y
subclínica) y los factores de riesgo
que existen en los pacientes
sometidos a tratamiento con
diálisis crónica, ya que requieren frecuentes transfusiones sanguíneas,
especialmente aquéllos tratados
con hemodiálisis.
Conociendo la presencia de infección
es posible estudiar los
factores de riesgo y las causas probables que contribuyen para
adquirir la enfermedad en estos
pacientes; además, en una importante
proporción, ellos son
candidatos a trasplante y terapia
inmunosupresora a largo plazo
que puede agravar, o exacerbar
las manifestaciones de la enfermedad.
Se realiza un estadio de corte
transversal en una muestra de pacientes
que se encontraban en tratamiento
con diálisis crónica en
Colombia, entre el primero de febrero
y el 31 de julio de 1997.
Por parte del médico de planta o
la enfermera jefe de la unidad de
diálisis se les realizó a todos los
pacientes una encuesta epidemiológica,
que incluyó información sobre diferentes variables
como la edad, género, ocupación,
zona de residencia y narimiento,
causa de IRC, tipo y duración
del tratamiento de diálisis,
número de transfusiones recibidas,
uso de eritropoyetina y antecedente
de trasplante renal.
Los pacientes estaban siendo tratados
en una de 31 unidades de
diálisis distribuidas por todo el
país, las cuales se codificaron
para facilitar la recolección y
procesamiento de la información.
Con el fin de conocer las
características en las diferentes
regiones y teniendo en cuenta
que las unidades se encuentran
principalmente en las capitales
de los departamentos, se hizo la
siguiente regionalización:
Región 1: Santafé de Bogotá,
Neiva.
Región 2: Bucaramanga, Cúcuta.
Región 3: Cartagena, Barranquilla,
Valledupar,
Sincelejo y Cereté.
Región 4: Medellín, Armenia,
Pereira, Manizales.
Región 5: Cali. Popayán, Pasto.
De cada paciente se obtuvo suero
para determinar la presencia
de anticuerpos contra T. cruzi
utilizando la prueba de inmunoensayo
enzimático (ELISA)
estandarizada y realizada en el
Laboratorio del Centro de Investigaciones
en Enfermedades
Tropicales de la Universidad Industrial
de Santander.
Para la estandarización de la
prueba se tomaron sueros de pacientes
positivos con ELISA y
hemaglutinación indirecta (HAI),
provenientes del Departamento
de Santander y su área de influencia
y un grupo de individuos
sanos negativos. Se definió
un punto de corte de absorbancia
de 0,4 (densidad óptica)
para considerar el resultado positivo.
Con estas características la prueba
de ELISA tiene una sensibilidad
y especificidad superior
o al menos igual a la de la inmunofluorescencia
indirecta (IFI)
que fue en promedio de 0,9532
y 0,9774 respectivamente, con
un área bajo la curva según el
análisis receptor-operador
(ROC) de 0,9952.
El suero fue almacenado y congelado
a -20°C; al finalizar la
recolección los sueros de cada
unidad, fueron remitidos al laboratorio,
por correo recomendado
en nevera y hielo seco.
La información fue recolectada
en la base de datos Access 7,0
para Windows 95. Para el análisis
estadístico se utilizó el programa
Stata 4,0 para Windows.
Se hizo una estadística descriptiva
que incluyó tablas de distribución
de frecuencias, promedios,
desviación estándar y proporciones
para las diferentes variables
del estudio. Posteriormente se realizó un análisis bivariado
para describir la prevalencia
de infección por T. cruzi en
las diferentes zonas geográficas
del país y en diferentes categorías
de edad para lo cual se establecieron
tres grupos: individuos
menores de 36 años (población
joven), personas entre 36 y 59
años (edad intermedia) y personas
de 60 o más años. Teniendo
en cuenta que los pacientes del estudio correspondían a una
muestra de la población de diálisis
de Colombia, se calcularon
intervalos de confianza de 95 por
ciento (IC 95%) para los estimativos
de prevalencia.
Se incluyeron 1.360 pacientes provenientes de 31 unidades de diálisis, ubicadas en 16 diferentes ciudades del país. Para el primer semestre de 1997 estaban recibiendo tratamiento con diálisis crónica, aproximadamente 3.400 pacientes en Colombia, atendidos en 58 unidades.
La distribución de los pacientes por región se observa en la Tabla 1. En la región 1, qu e incluye la capital del país, se encuen tra la mayor proporción de pacientes, 29,0 4 % del total de individuos.
La edad (Figura 1) osciló entre 9 y 85 años (promedi o 48). De acuerdo al géner o el 62,28 % de los pacientes fuero n de sexo masculino.
En la Tabla 2 se observa la distribución de los pacientes según la ocupación ; 30,96 % eran trabajadores o empleados y 24,49% amas de casa. Estas dos ocupaciones fueron las más frecuente mente encontradas.
Con relación a la causa de insuficiencia renal crónica (IRC) en el 28,09% de los pacientes no f u e posible determinar la etiología de la enfermedad renal; otras causas importantes fueron la nefroesclerosis hipertensiva, la nefropatía diabética y la glomerulonefritis (Tabla 3). De acuerdo al tipo de diálisis, se observó que en este grupo, 9.0,4% estaban siendo tratados con hemodiálisis y los restantes con diálisis peritoneal ambulatoria continua (CAPD); sin embargo, una proporción cercana a 20% de los pacientes había sido tratada con ambas modalidades, es decir habían cambiado de una forma a la otra durante el tratamiento de su enfermedad. Respecto a la duración del tratamiento, se encontró que los pacientes llevaban entre 10 días y 156 meses en diálisis (promedio = 18,4 meses); una tercera parte llevaban menos de seis meses y el 5% aproximadamente, tenían más de cinco años (Tabla 4).
Solamente una escasa proporción
de los pacientes (4,41%),
había sido trasplantado previamente
y regresado de nuevo a la
terapia dialítica.
Con relación al uso de transfusiones sanguíneas (Tabla 5) se
observó que la cuarta parte
(25,33%) nunca habían sido
transfundidos; cerca de 10% había
requerido 10 o más transfusiones
durante el tiempo de tratamiento
y casi la mitad de los
pacientes (49,48%) necesitaron
entre una y cuatro; sin embargo,
un paciente recibió hasta 100
transfusiones.
Aunque se encuentra disponible la eritropoyetina recombinante humana para el tratamiento de la anémia secundaria a IRC, solamente el 21,91% de los pacientes habían sido tratados con esta hormona; a su vez, más de 95% de los que la recibieron, llevaban menos de dos años de tratamiento (Tablas 6 y 7).
Entre 1.312 pacientes, que corresponden a 96,5% de la población de estudio, a los que se realizó serología para Chagas, la prevalencia global de infección por T. cruzi fue de 6,71% (IC 95% 5,35 a 8,06).
En la Tabla 8 se describe la prevalencia encontrada en las diferentes regiones, que varió entre 2,02% ( IC 95% 0,41 a 3,64) en el Valle, Cauca y Nariño hasta 9,67% (IC 95% 5,38 a 13,96) en la región nororiental de los Santanderes. La prevalencia en las otras regiones del país osciló entre los dos anteriores extremos. La prevalencia de infección por T. cruzi encontrada en las tres categorías de edad establecidas fue: 3,27% (IC 95% 1,26 5,27) en pacientes jóvenes (menores de 36 años), 6,55% (IC 95% 4,65 8,45) en personas de edad intermedia (36 a 59 años) y 10,03% (IC 95% 6,76 13,29) en individuos de 60 o más años.
Describimos las principales características sociodemográficas y clínicas de 1.360 pacientes tratados con diálisis crónica. Esta población representa 40% del total de los enfermos que estaban siendo tratados con diálisis durante el primer semestre de 1997. Se calcula entonces, que habiendo en el país una población aproximada de 35 millones de habitantes, 97 pacientes por millón (ppm) tenían acceso al tratamiento con diálisis crónica, una proporción baja, si se compara con la observada en otros países.
Los centros de diálisis están en las principales ciudades del país; es así como en la actualidad, con excepción de los antiguamente llamados territorios nacionales, en las capitales de los departamentos existen unidades o centros de diálisis; sin embargo, en Santafé de Bogotá, la capital del país, se atiende aproximadamente al 50% de los pacientes; en nuestro estudio, la proporción de pacientes de esta región, representa casi 30% de la población estudiada , encontrándose por debajo de la real; para las demás regiones su representación en la muestra es adecuada.
Con relación a la edad se observa un rango de 9 a 85 años; es posible que en la medida en que se aumente la cobertura, se implementen nuevas modalidades de tratamiento y nuevos desarrollos tecnológicos, se incremente también el acceso a los servicios en los grupos de personas ubicadas en las edades extremas de la vida.
La mayor proporción de hombres puede ser explicada, porque la mayoría de los pacientes atendidos en programa de diálisis crónica, son trabajadores o empleados afiliados a la seguridad social; solamente en los últimos años se ha ampliado la cobertura al hacer extensivos los servicios al cónyuge y al resto de la familia.
En concordancia con lo anterior, se observa mayor proporción de pacientes con edades entre 30 y 60 años; en cuanto a la ocupación, más de la mitad de los pacientes está representada por una población trabajadora activa y amas de casa; es necesario saber que algunos individuos son pen sionados por causa de su enfermedad en edad productiva ; además dentro de la clasificación "otras " se incluye una proporción important (10,8%) de individuos laboralmente productivos pero que por las limitaciones qu e el tratamiento conlleva, estaban cesantes.
Como una posible consecuencia de la falta de programas de detección y prevención temprana de la falla renal, el origen indeterminado de la IRC continúa siendo la principal causa registrada en los pacientes atendidos en diálisis periódica. Otras entidades como la nefroesclerosis hipertensiva, la nefropatía diabética, con una proporción cercana a 20% y la glomerulonefritis, constituyen las enfermedades más frecuentemente informadas; le siguen en importancia la nefropatía obstructiva, la enfermedad renal poliquística y el lupus eritematoso sistémico.
En Colombia, para el año de
1997, aunque la modalidad de
tratamiento más utilizado era la
hemodiálisis, la diferencia con
la peritoneal ambulatoria no era
muy marcada (Hemo 54% Vs
CAPD 46%); es decir, estas terapias
tienden a utilizarse con
similar frecuencia; en el presente
estudio, aproximadamente
90% de los pacientes incluidos,
estaba siendo tratado con
hemodiálisis y 10% con CAPD.
Lo anterior es explicable en un
estudio en que los datos clínicos
y la serología fueron obtenidos
durante un período relativamente corto de tiempo en cada unidad.
Es bien sabido que los pacientes
que se tratan con CAPD
se demoran en ocasiones hasta
dos y tres meses para asistir a su
control, mientras que los pacientes
hemodializados asisten a la
unidad en forma regular dos o
tres veces por semana.
La duración del tratamiento
dialítico fue muy variable; osciló
entre 10 días y 156 meses (13
años); llama la atención que sólo
una baja proporción de pacientes
(5%) llevaba tratamientos
prolongados por más de cinco
años a pesar de ser personas relativamente
jóvenes (promedio
48 años), tener causas de enfermedad
renal similares a las encontradas en otros países y bajo
acceso a otra terapia de reemplazo
renal como el trasplante (inferior
a 5%). Estas observaciones
deben motivar para revisar
los protocolos de hemodiálisis y
de CAPD. la duración de cada
sesión o el número de recambios,
el uso de bicarbonato, el
tratamiento de agua o las membranas
de diálisis.
De los pacientes incluidos en el
estudio, a pesar de existir una
proporción muy grande de personas
tratadas con hemodiálisis
(90%) y baja utilización de
eritropoyetina (20%), una cuarta
parte no había sido transfundida;
la mitad había recibido entre
una y cuatro transfusiones de
glóbulos rojos y cerca de 10%
había recibido 10 o más transfusiones;
es probable que los criterios
para decidir una transfusión
sean cada vez más estrictos
con el fin de evitar la sensibilización
de los pacientes candidatos
a trasplante y la transmisión de diferentes enfermedades. En
el país, sólo en los dos últimos
años, se ha comenzado a extender
el uso de la eritropoyetina
recombinante humana, para el
tratamiento de la anemia del paciente
con insuficiencia renal terminal,
y es así como en el presente
estudio, más de 95% de
los individuos que recibieron
esta terapia llevaba menos de dos
años.
La prevalencia de infección por
T. cruzi en Colombia se asocia
fundamentalmente con la exposición
al vector que transmite la
enfermedad; por ello existe una
prevalencia elevada en las zonas
endémicas; en los estudios de
Corredor y cois (10) se observa
que el país se divide en dos regiones:
al oriente del río Magdalena
se ubica la zona endémica
y al occidente la no endémica;
sin embargo, existen algunos
focos identificados en otras
regiones. En el presente estudio
se encontró una prevalencia de
infección global para Colombia
de 6,71% (IC 95% 5,35 - 8.06);
al hacer el análisis por regiones
se observa una diferencia estadísticamente
significativa entre
la prevalencia encontrada en la
zona del Valle, Cauca y Nariño
(2,02% IC 95% 0,41-3,64) con
la de los Santanderes (9,67% IC
95% 5,38-13,96). En Santafé de
Bogotá, donde se atienden pacientes
provenientes del centro
y el oriente del país, se presenta
una prevalencia de infección similar
a la encontrada en Santander.
Posiblemente, uno de los
hallazgos más importantes de
este estadio fue que en Antioquia,
considerada una zona no
endémica para la enfermedad de
Chagas, se observó una prevalencia
elevada (8,33% IC 95%
5,06-11,61) similar a la encontrada en reconocidas zonas endémicas.
Con relación a la prevalencia
en la Costa Atlántica
no se observó diferencia estadísticamente
significativa al compararla
con la de otras regiones (4,09% IC 95% 1,09 a 7,09); lo
anterior podría ser explicado, observando la amplitud del intervalo
de confianza, al bajo tamaño
de la muestra obtenida en
esa región del país. En general,
la prevalencia encontrada en el
grupo de pacientes dializados
es superior a la de los donantes
de bancos de sangre de Colombia
y de otros países latinoamericanos
(3).
La edad parece tener relación
directa con la prevalencia de infección
por T. cruzi; se observa
que a medida que aumenta la
edad, aumenta la frecuencia de
infección; es así como pacientes
menores de 36 años presentan
una prevalencia de infección
de 3,26% (IC 95% 1,26 a
5,27) estadísticamente diferente
de la observada entre el grupo
de 60 o más años que fue de
10,03% (IC 95% 6,76, a 13,29).
Los pacientes tratados con
diálisis crónica en Colombia tienen
un promedio de edad cercano
a los 50 años, a diferencia
de los donantes de los bancos
de sangre que usualmente son
individuos sanos alrededor de
los 30 años o menos; aunque la
edad contribuye en forma directa
a la exposición a ésta y otras infecciones es importante
saber que los pacientes en
diálisis crónica constituyen un
grupo especial de riesgo para
adquirir enfermedades transmitidas
por sangre o sus derivados,
debido a que frecuentemente
requieren ser transfundidos.
Lorca y cols (5) en 110 pacientes
tratados con hemodiálisis
crónica, en Santiago de Chile,
encontraron una seroprevalencia
para infección por T.
cruzi de 5,5%.
Debido a la alta prevalencia encontrada
en nuestros pacientes
son necesarios estudios adicionales
que permitan determinar
en forma precisa los factores
que incrementan el riesgo de
adquirir la infección por T.
cruzi en los individuos que requieren
tratamiento con diálisis
crónica.
Aunque es obligatorio realizar
pruebas de tamizaje para detectar
la infección a todos los posibles
donantes de sangre, se requiere
hacer también estos estudios
a los donantes de órganos
ya que puede ser una forma de
transmitir la infección; además,
las personas que requieren transfusiones
periódicas, los receptores
de trasplantes, los pacientes
con inmunodeficiencias y los sometidos
a terapia
inmunosupresora, deben ser
monitorizados con el fin de detectar
y tratar en forma temprana,
infecciones agudas que pueden
poner en riesgo sus vidas.
Con relación al trasplante renal,
aunque no está contraindicado
para los enfermos con insuficiencia
renal terminal que se encuentren
infectados por T. cruzi, se recomienda un seguimiento cuidadoso
para iniciar tratamiento
antiparasitario específico si se
presenta infección aguda o
reactivación parasitológica de la
enfermedad después del trasplante
(15).
Summary
Objective: Chagas disease, caused by T. cruzi, endemic in almost all Latin American countries, is increasing due to blood transfusion. In order to determine the prevalence fo r T. cruzi infection in dialysis patients in Colombia we conducted a cross-sectional study.
Methods: from February to July 1997, 1360 patients were included. An epidemiological survey and a test for T. cruzi (ELISA) was performed on each patient. 31 dialysis units located in 5 different geographic areas were included: Región 1 (Bogotá, Neiva). Región 2 (Bucaramanga, Cúcuta). Región 3 (Barranquilla, Cartagena, Valledupar, Sincelejo y Cereté). Región 4 (Medellín, Manizales, Armenia, Pereira). Region 5 (Cali, Popayán, Pasto).
Results: 847 patients (62,28%)
were males. Ages between 9 and
85 years old (mean: 48). 76,3%
of them were treated in nonendemic
areas for Chagas
disease. CRF was deu to: 1.
Unknown: 28.09%, 2. Hypertensive
nephrosclerosis: 25,29%,
3. Diabetic nephropathy: 19,63%,
4. Glomerulonephritis: 12,21%.
987 (72,57%) received only
hemodialysis treatment and 104
CAPD; the remaining patients
had received both treatments.
68% had been under dialysis
between 6 and 24 months. 23,5%
had never been transfilsed and 20% were receiving erythropoietin.
88 of 1312 patients were
positive for T. cruzi (6.71%).
Prevalence was: región 1: 8.87%,
región 2: 9,67%, región 3:
4,09%, región 4: 8.33%, región
5: 2,02%.
Conclusions: T. cruzi infection
has a high prevalence in chronic
dialysis patients and it is variable
among different geographic areas
in Colombia.
Trabajo financiado parcialmente por el Ministerio de Salud (Unidad Administrativa Especial de Campañas Directas) y Fresenius AG Colombia. Dr. Mauricio Buitrago, Residente de Nefrología, Hospital de San José, Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, Santafé de Bogotá; Dr. Hernán Martínez, Residente de Nefrología, Hospital San Vicente de Paúl Universidad de Antioquia, Medellín; Ivonne Rubio, Bacterióloga, Centro de Investigaciones en Enfermedades Tropicales (CINTROP), Universida d Industrial de Santander , Bucaramanga.
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