Santiago Campbell, Clara del Socorro Quintero, Narciso Guevara · Florencia, Caquetá
Dr. Santiago Campbell Silva: Internista Hospital María Inmaculada, Profesor Asistente Universidad de la Amazonia; Lic. Clara del Socorro Quintero Duque: Bacterióloga. Profesora Asistente Universidad de la Amazonia; Sr. Narciso Guevara Murcia: Biomatemático, Universidad de la Amazonia. Florencia, Caquetá.
Objetivo. Determinar el comportamiento de la proteína C reactiva, del fibrinógeno y de los leucocitos totales con relación a la respuesta inmunológica mediada por anticuerpos de tipo IgG contra Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori y citomegalovirus en un grupo de personas con y sin factores de riesgo cardiovascular en Florencia, Caquetá.
Diseño. Estudio analítico de corte transversal (prevalencia), poblacional, en 251 sujetos.
Material y método. Muestra obtenida por conveniencia entre febrero y noviembre de 1999 para conformar dos grupos de acuerdo con criterios previamente establecidos. El grupo con factores de riesgo cardiovascular: hipertensos, diabéticos, obesos, dislipidémicos, fumadores y sedentarios, fue de 135 personas. Se hicieron mediciones cuantitativas de la proteína C reactiva (PCR), del fibrinógeno y de los leucocitos, y cualitativas de la serorrespuesta a los gérmenes investigados. Se valoraron las relaciones existentes y se estableció un nivel de significancia para p menor de 0,05.
Resultados. La edad promedio general fue de 54,34 años (IC95%: 53,47-55,22). Los hombres fueron 127 (50,6%) y las mujeres 124 (49,4%). Encontramos una respuesta serológica positiva para Chlamydia pneumoniae en 162 personas (64,5%), para Helicobacter pylori en 193 (76,9%) y para citomegalovirus en 221 (88%). La media general para la proteína C reactiva (PCR) fue de 4,52 mg/dL (IC95%: 4,27-4,76), la del fibrinógeno 337,97 mg/dL (IC95%: 326,62-349,33) y la de los leucocitos de 7.844 por mL de sangre (IC95%: 7.626-8.062).
La media global comparativa de la PCR y del fibrinógeno fue significativa entre los dos grupos (p<0,0001), no así la de los leucocitos, (p = 0,5). La seropositividad para C. pneumoniae, a diferencia de los otros patógenos, también fue significativa con respecto a los niveles de la PCR y del fibrinógeno, (p< 0,05). El nivel de asociación, determinado por el coeficiente Eta, fue menor en el grupo con factores de riesgo cardiovascular. Los leucocitos sólo fueron significativos al comparar fumadores con no fumadores e independiente de la respuesta inmunológica, (p<0,001). La obesidad y la dislipidemia fueron los factores de riesgo más frecuentes con un 45,9% y 44,4%, respectivamente.
Conclusiones. En la población estudiada la seroprevalencia de Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori y citomegalovirus fue alta y los niveles de la PCR y del fibrinógeno se elevaron significativamente por la seropositividad a Chlamydia pneumoniae en ambos grupos, pero no por los otros microorganismos. Las variaciones en los leucocitos no fueron importantes para ninguno de los tres. (Acta Med Colomb 2001; 26:221-230)
Palabras clave: Chlamydia pneumoniae, proteína C reactiva, fibrinógeno, factores de riesgo cardiovascular.
La enfermedad cardiovascular es producto de un proceso multifactorial y sus manifestaciones clínicas, englobadas dentro de la cardiopatía isquémica y la enfermedad cerebrovascular, constituyen la primera causa de mortalidad y de invalidez prematura en los países industrializados. En los no industrializados también se encuentra entre las primeras causas de morbimortalidad, contándose a Colombia entre ellos.
A pesar de los grandes avances alcanzados en la prevención, detección y tratamiento, la enfermedad cardiovascular continúa siendo un problema de salud pública de primer orden en el mundo, y paradójicamente, uno de los más estudiados. Los cambios negativos en el estilo de vida hacen que la enfermedad cardiovascular se presente de manera creciente en la población joven, a pesar de seguir siendo la principal causa de mortalidad entre las personas de edad media y avanzada.
Debido a la alta mortalidad, debemos considerar a la enfermedad cardiovascular como a cualquier epidemia, explicada por la exposición de las personas a diferentes factores fisiológicos, ambientales, sociales, económicos y culturales que resultan nocivos y sinérgicos, pero que ameritan políticas públicas saludables y de salud pública adecuadas y orientadas hacia la salud comunitaria.
Hasta el momento no se ha podido determinar con claridad la patogénesis de la enfermedad cardiovascular. Los factores de riesgo tradicionales sólo explican una parte atribuible a la enfermedad; por lo tanto, existen otros factores desconocidos que están involucrados. Los eventos isquémicos cardíacos y cerebrales se presentan impredeciblemente en pacientes con un amplio grado de enfermedad aterosclerótica, y no se conoce con exactitud el estímulo que provoca el evento isquémico, denotando una débil relación entre las manifestaciones clínicas de la enfermedad cardiovascular y el área de estenosis que limita el flujo en los vasos coronarios y cerebrales. El infarto del miocardio y la isquemia cerebral aguda son el resultado final de una súbita pero persistente obstrucción al flujo por diversas causas (1).
La teoría inflamatoria de la aterogénesis, evidenciada por aumentos en la concentración plasmática de marcadores de inflamación, es una de las más aceptadas en la actualidad para explicar los hechos anteriores (2, 3). De igual manera, hay un renovado interés hacia la posibilidad de que exista una asociación entre enfermedad cardiovascular e infección (4-6). Varios informes han sugerido que la aterogénesis resulta de un proceso inflamatorio que puede evidenciarse por el aumento en la concentración de diversos reactantes de fase aguda en respuesta a infecciones causadas por una gama de microorganismos, destacando especialmente a la Chlamydia pneumoniae (7-9). Otros que se han estudiado son el Helicobacter pylori y el citomegalovirus (10-12).
Además, los esfuerzos de la comunidad científica no sólo se encaminan hacia el esclarecimiento de la patogénesis de la enfermedad cardiovascular, sino en identificar factores de riesgo que incidan de manera importante en la morbimortalidad cardiovascular pero de naturaleza modificable.
La mayoría de los estudios se han realizado en países desarrollados y los nuestros difieren en raza, condiciones climáticas, aspectos socioculturales, alimentación y prevalencia de enfermedades infecciosas; por lo tanto, hemos querido con este trabajo valorar el comportamiento de la proteína C reactiva (PCR) y de otros dos marcadores de inflamación sistémica, cuyos costos son bajos y practicables en las instituciones de salud, como el fibrinógeno y los leucocitos totales, en asocio con serologías positivas para patógenos comunes como Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori y citomegalovirus en un sector de la población del municipio de Florencia aparentemente sana y otro con factores de riesgo cardiovascular tradicionales pero asintomáticos.
Se realizó un estudio analítico de corte transversal (prevalencia) diseñado para valorar el comportamiento de la proteína C reactiva, el fibrinógeno y los leucocitos con relación a la respuesta inmunológica mediada por anticuerpos de tipo IgG contra Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori y citomegalovirus (CMV) en un sector de personas con y sin factores de riesgo cardiovascular en el municipio de Florencia, Caquetá.
Análisis poblacional
Se analizó una muestra no probabilística por conveniencia de 251 voluntarios obtenida en el período comprendido entre el primero de febrero y noviembre 30 de 1999. Se conformó un grupo de personas con factores de riesgo cardiovascular: hipertensos, diabéticos, obesos, dislipidémicos, fumadores y sedentarios, de acuerdo con criterios previamente establecidos. El otro grupo lo conformaron personas aparentemente saludables y sin factores de riesgo cardiovascular conocidos. A todas las personas se les explicó el objetivo del estudio y se garantizó que la muestra obtenida fuera utilizada únicamente para los propósitos descritos.
Los criterios para seleccionar a las personas con factores de riesgo fueron: edad comprendida entre 45 y 65 años inclusive; mujeres en etapa menopáusica; pacientes que posean uno o más de los factores de riesgo anteriormente mencionados; personas que estén completamente asintomáticas y que excepto por su factor de riesgo no presenten ninguna otra alteración concomitante; que entre los medicamentos utilizados no exista ningún antiinflamatorio; que no exista evidencia clínica de enfermedad febril mínimo ocho semanas antes.
Para el grupo sin factores de riesgo: edad comprendida entre 45 y 65 años inclusive; mujeres en etapa menopáusica; personas que no tengan ningún factor de riesgo cardiovascular de los anteriormente mencionados; que sean personas que estén completamente asintomáticas y sin evidencia de ninguna alteración concomitante; que no utilicen ningún medicamento y de manera especial antiinflamatorios; ausencia clínica de enfermedad febril mínimo ocho semanas antes.
Análisis de laboratorio
A todos se les determinó la glicemia, el colesterol total, los triglicéridos, el colesterol HDL y el colesterol LDL para su selección. Las muestras se extrajeron de sangre venosa en la mañana y después de 12 horas mínimo de ayuno, se rotularon y fueron remitidas de inmediato al laboratorio para su procesamiento. En el laboratorio las recibió una ayudante previamente entrenada, para que una vez centrifugada y codificada fueran enviadas a la única persona encargada de hacer las determinaciones específicas de manera ciega para todos los individuos. Las muestras que no fueron procesadas posterior a las dos horas de la toma se almacenaron a 4°C en alícuotas de 500 microlitros hasta su procesamiento.
Los lípidos y las glicemias se determinaron enzimáticamente por medio de un autoanalizador (RA-50®, Bayer). Se utilizaron pruebas comerciales de enzimas estandarizadas y se siguieron los instructivos de la respectiva casa comercial (Boehringer). Cuando los niveles de triglicéridos (TG) fueron menores de 400 mg/dL, el colesterol LDL se determinó mediante la fórmula de Friedewald: C-LDL = CT (C-HDL + TG/5); para cifras iguales o mayores se determinó directamente.
El fibrinógeno plasmático se determinó de manera automática por inmunonefelometría (Behring, Germany). Se siguieron los instructivos de la casa comercial y los valores de referencia se establecieron entre 150 y 375 mg/dL.
El leucograma se obtuvo de un hemograma tipo IV (Advia 60®, Bayer), y la cuantificación sérica de la proteína C reactiva se realizó por nefelometría mediante un inmunoanalizador automático Behring (N Latex CRP Mono, Behring, Germany). Se tuvo en cuenta para la estandarización de las pruebas las referencias internacionales para la preparación de las proteínas séricas humanas (13).
La prueba fue calibrada por el estándar comercial de la casa productora. Los niveles de la PCR fueron evaluados por diluciones de una concentración estándar conocida comprendida entre 0,4 y 12 mg/dL, que puede extenderse a 72 mg/dL por dilución de la muestra. El coeficiente de variación para tres muestras fue de 3,85%, 2,95% y 3,56% para un estándar de 0,50 mg/dL, 5,0 mg/dL y 10,0 mg/dL.
Métodos comerciales inmunoenzimáticos de micro-ELISA se utilizaron para las determinaciones de los anticuerpos de tipo IgG para H. pylori (Meridian Diagnostics) y CMV (Wampole Laboratories). Las diluciones séricas y los procedimientos se practicaron de acuerdo con los protocolos suministrados por los respectivos fabricantes. Valores ≥ 300 U/ml fueron considerados positivos para infección por H. pylori y ≥ a 6 U/ml para CMV. Los anticuerpos monoclonales específicos contra C. pneumoniae se obtuvieron de la Washington Research Foundation (14). Se consideró positiva toda serología con títulos ≥ 1/64.
Análisis estadístico
Para el análisis de la información se utilizaron los paquetes estadísticos Epi Info 6.04d y SPSS 8.0 para Windows.
Los datos se caracterizaron de manera descriptiva por medidas de tendencia central (promedio, mediana) y medidas de dispersión (rango, desviación estándar, varianza) para aquellos continuos tales como proteína C reactiva, fibrinógeno y leucocitos. Proporciones y porcentajes para aquellos datos categóricos como género, presencia o no de factores de riesgo y presencia o no de serologías positivas.
La comparación entre los grupos con respecto a variables continuas se hizo mediante los métodos tradicionales de resumen de datos (promedio, desviación estándar, varianza, rango) y el uso del test t de Student y ANO VA para la evaluación de la significancia estadística. Para las variables discretas se utilizó el test de chi-cuadrado. Se usó además el coeficiente eta y el eta cuadrado para valorar el comportamiento de variables dependientes continuas (proteína C reactiva, fibrinógeno y leucocitos) con respecto a independientes cualitativas (respuesta serológica a los microorganismos investigados). Este coeficiente es útil para analizar los valores entre dos variables cuando no se da por supuesta una relación lineal y la variable independiente está medida en una escala nominal u ordinal. Permite comparar, teniendo en cuenta la dispersión, las medias de la variable dependiente en cada uno de los grupos o categorías establecidos por los valores de la independiente. Sus valores van entre 0 y 1. Los valores de eta próximos a 0 indican que el comportamiento de la variable medida en escala de razón es independiente de los grupos, mientras que valores próximos a 1 indican mucha dependencia (15).
Se obtuvieron intervalos de confianza del 95% y para todos los resultados se consideró significante un valor de p < 0,05.
De las 251 personas, 135 conformaron el grupo con factores de riesgo cardiovascular y 116 el grupo sin estos factores. La edad promedio general fue de 54,34 años (IC95%: 53,47-55,22). Los hombres fueron 127 (50,6%) y las mujeres 124 (49,4%). Se encontró una respuesta inmunológica positiva para Chlamydia pneumoniae en 162 personas (64,5%), para Helicobacter pylori en 193 (76,9%) y para citomegalovirus en 221 (88%). La proteína C reactiva (PCR) tuvo una media general de 4,52 mg/ dL (IC95%: 4,27-4,76), con un valor mínimo y máximo de 0,85 y 7,56 mg/dL (rango 6,71). La del fibrinógeno de 337,97 mg/dL (IC95%: 326,62-349,33), mínimo y máximo de 136 y 476 mg/dL (rango 340), y la de los leucocitos fue de 7.844 por mL de sangre (IC95%: 7.626-8.062), con un mínimo de 5.000 y máximo de 12.450 por mL de sangre (rango 7.450).
No hubo diferencias en cuanto a edad y género en los dos grupos (p>0,05). Los valores globales en los dos grupos con respecto a la cuantificación de la proteína C reactiva, fibrinógeno y leucocitos se aprecian en la Tabla 1. Al comparar estos datos los leucocitos no mostraron una diferencia significativa, Tabla 2. La prevalencia de IgG para C. pneumoniae, H. pylori y citomegalovirus fue alta en los dos grupos, con leve predominio en el grupo con factores de riesgo pero sin significancia (p>0,05) (Tabla 3). No se encontró predominio de un microorganismo por un determinado género.
Tabla 1. Valores descriptivos globales de la proteína C reactiva, fibrinógeno y leucocitos.
Tabla 2 . Datos comparativos globales de la PCR, fibrinógeno y leucocitos
Tabla 3. Distribución de las personas según respuesta serológica a los microorganismos investigados
En general, la obesidad y la dislipidemia fueron los factores de riesgo más frecuentes en la población estudiada, con un 45,9% y 44,4% respectivamente. Figura 1.
Figura 1. Distribución de las personas según riesgo cardiovascular y género.
Los valores de la proteína C reactiva y del fibrinógeno fueron significativos cuando la serorrespuesta a C. pneumoniae fue positiva, p<0,001. En cambio, no lo fueron los leucocitos ni la respuesta inmunológica de los tres microorganismos a esta variable. Tablas 4 y 5.
Tabla 4. Media comparativa de la PCR, fibrinógeno y leucocitos en los grupos serológico positivos y negativos en el grupo sin factores de riesgo cardiovascular.
Tabla 5. Media comparativa de la PCR, fibrinógeno y leucocitos en los grupos serológico positivos y negativos en el grupo con factores de riesgo cardiovascular.
Aunque el nivel de significancia entre la seropositividad para C. pneumoniae y los valores de proteína C reactiva y de fibrinógeno fueron importantes entre los dos grupos, no sucedió lo mismo con el grado de asociación. Existió cierta dependencia entre esas variables en el grupo sin factores de riesgo, y ligeramente más para el fibrinógeno que para la PCR, con un coeficiente ε (eta) de 0,80 para la proteína C reactiva y la serorrespuesta a Chlamydia pneumoniae y de 0,87 para este marcador inflamatorio y los niveles de fibrinógeno. En el grupo con factores de riesgo el grado de asociación no fue importante. Los demás microorganismos no mostraron niveles de significancia ni de asociación importantes. Tabla 6.
Tabla 6. Relación entre la PCR, fibrinógeno y leucocitos con respecto a la serorrespuesta a Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori y citomegalovirus en los dos grupos.
El comportamiento de la media de la PCR, el fibrinógeno y los leucocitos frente a la IgG para Chlamydia pneumoniae entre los diferentes grupos de riesgo se aprecia en la Tabla 7. El comportamiento de estas variables con respecto a los otros microorganismos no fue significativa (p>0,05).
Tabla 7. Comportamiento de la PCR, fibrinógeno y leucocitos con respecto a Chlamydia pneumoniae entre los grupos de riesgo cardiovascular.
Al comparar las personas con factores de riesgo cardiovascular con aquellas que no lo poseían e independientemente de la respuesta serológica, los fumadores fueron los que presentaron un aumento significativo de los leucocitos con respecto a los no fumadores. Tabla 8.
Tabla 8. Comparación de las medias de la PCR, fibrinógeno y leucocitos en el grupo con factor de riesgo cardiovascular.
La enfermedad cardiovascular es uno de los mayores problemas de salud pública en el mundo. Cada año miles de personas fallecen por esta causa a pesar de ser una entidad potencialmente prevenible. Esto ha llevado a muchos investigadores a trabajar de manera sistemática en el área de la prevención primaria con el objeto de mejorar la expectativa de vida de estos pacientes, como también disminuir los altos costos de atención que implica la enfermedad.
Han sido creadas varias escalas de predicción de riesgo tomando como parámetros los denominados factores de riesgo mayores o tradicionales que actúan de manera independiente. Actualmente, el análisis de los factores conocidos le permite al médico predecir con fundamento estadístico el riesgo de padecer o no un evento cardiovascular y la probable mortalidad asociada. Así también es conocido que la reducción del colesterol y la presión sanguínea, como el dejar de fumar, disminuyen la probabilidad de sufrir enfermedad coronaria. Sin embargo, muchas veces el infarto del miocardio ocurre en personas sin los factores de riesgo mayores y sin los factores de riesgo predisponentes. Por eso han surgido nuevos marcadores que pretenden identificar una proporción mayor de sujetos con posibilidades altas de experimentar complicaciones isquémicas del corazón y cerebro. En la actualidad existen algunas proteínas que pueden medirse en sangre, e inclusive es factible que permitan predecir precozmente el riesgo de enfermedad. Estas proteínas están incluidas en el grupo de los llamados factores de riesgo condicionales, y nuestro estudio tomó a dos de ellas, la proteína C reactiva (marcador inflamatorio) y el fibrinógeno (factor protrombótico), además de los leucocitos y su relación con la serorrespuesta a Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori y citomegalovirus.
Encontramos que la prevalencia de la seropositividad para los agentes investigados fue alta en la población estudiada (Tabla 3), lo cual está acorde con lo publicado en la literatura (16). Sin embargo, con respecto a la Chlamydia pneumoniae no encontramos diferencia en cuanto al género. Se ha informado una seropositividad mayor del 25% en hombres que en mujeres, probablemente relacionada con el hábito de fumar y la infección respiratoria (17,18). En este estudio los fumadores no tuvieron mayor prevalencia; en ellos únicamente fue importante el aumento de los leucocitos al compararlos con los no fumadores dentro del grupo de personas con factores de riesgo cardiovascular e independiente de la respuesta serológica, mientras que al comparar la media de los valores de la proteína C reactiva y del fibrinógeno, estas variables no fueron significativas (p>0,05). Tabla 8. Por lo tanto, en este estudio los leucocitos no tuvieron importancia con respecto a la respuesta serológica de los patógenos investigados.
En Colombia se desconoce la incidencia real de este microorganismo como agente etiológico en las infecciones respiratorias y no hay estadísticas de seroprevalencia (19).
Este trabajo es el primero en informar este tipo de prevalencia en una población determinada.
El interés por la relación entre Chlamydia pneumoniae y la enfermedad aterosclerótica parte de los estudios hechos por Saikku y sus colaboradores en 1988 (20). Ellos identificaron por microinmunofluorescencia (MIF) una prevalencia elevada de títulos de anticuerpos para Chlamydia pneumoniae en pacientes con infarto del miocardio. Los informes sucesivos de investigadores en distintas partes del mundo confirmaron los hallazgos iniciales. Posteriormente se demostró asociación entre Chlamydia pneumoniae y aterosclerosis mediante estudios experimentales en ratones y conejos (21-23).
La Chlamydia pneumoniae (TWAR) es la tercera y más reciente de las especies de género Chlamydia después de la Chlamydia trachomatis y la Chlamydia psittasi. Tiene como característica importante la habilidad para persistir en el cuerpo causando infecciones crónicas, latentes o persistentes. La mayoría de las infecciones pasan clínicamente desapercibidas; sin embargo, es causante de enfermedades respiratorias entre las que se incluyen neumonías, faringitis, sinusitis, bronquitis y asma (24). Así mismo se han descrito otras condiciones asociadas como eritema nodoso, síndrome de Guillain-Barré, tiroiditis, artritis reactiva, encefalitis, cáncer del pulmón, aterosclerosis y la endocarditis con hemocultivos negativos (25-27). Las Chlamydias son microorganismos de crecimiento intracelular obligados e incapaces de sintetizar adenosina trifosfato (ATP), por lo que dependen de la producción de energía de las células.
La respuesta inmune por estas infecciones está limitada a una potente respuesta celular y humoral temporal (producción de IgM, IgA e IgG séricas) y no despierta una respuesta protectora duradera. En este estudio encontramos una asociación significativa entre la seropositividad para Chlamydia y aumentos en los niveles de la proteína C reactiva y del fibrinógeno en los dos grupos, mientras que los otros dos microorganismos no mostraron esa significancia. Sin embargo, aunque este es un hecho llamativo, no tiene una explicación clara en el trabajo, porque no podemos decir que se deba a una infección crónica por este germen. Este tipo de serología no tiene la capacidad de distinguir entre una infección activa, persistente o resuelta. Es probable que el estímulo para los aumentos de la proteína C reactiva encontrados no tengan un origen antigénico sino no infeccioso, o neoantigénico pero primario. No obstante, en ambos grupos encontramos esa asociación. Otras investigaciones bajo diseños diferentes serán necesarias, y quizás utilizando proteína C reactiva de alta sensibilidad (28). Sin embargo, otros estudios han mostrado incrementos de este reactante con la seropositividad tanto para Chlamydia pneumoniae como para Helicobacter pylori (29),
La proteína C reactiva es la mayor proteína humana de fase aguda. En personas normales, al utilizar métodos cuantitativos confiables, usualmente se encuentra en concentraciones muy bajas o ausente, y no es detectable por los métodos semicuantitativos y cualitativos utilizados todavía en muchos de nuestros laboratorios, pudiendo elevarse cientos de veces en caso de enfermedad inflamatoria aguda.
La edad y el fumar pueden asociarse con aumento en sus cifras (30); sin embargo, es poca la atención que en la literatura médica mundial han tenido los cambios en las concentraciones de la proteína C reactiva en la población general y aparentemente normal y qué factores pueden provocar esas modificaciones (31,32).
Con el reconocimiento de que la aterosclerosis es un proceso inflamatorio, varios marcadores plasmáticos han sido evaluados como herramientas potenciales para predecir el riesgo de eventos cardiovasculares. El aumento en las concentraciones séricas de proteína C reactiva, indicando un nivel inflamatorio sistémico bajo, parece ser el factor predictor de riesgo más alto para la morbimortalidad cardiovascular tanto en pacientes con síntomas coronarios como en aquellos asintomáticos pero con factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular (33). Concentraciones elevadas de proteína C reactiva han sido reportadas en pacientes con isquemia aguda o infarto del miocardio y se ha encontrado que predice angina recurrente entre aquellas personas hospitalizadas con angina inestable (34). La proteína C reactiva se asocia también con el riesgo de infarto del miocardio entre pacientes con angina de pecho y con riesgo de enfermedad coronaria fatal entre fumadores con otros factores concomitantes (29).
En nuestro estudio tanto el promedio de la proteína C reactiva como los niveles de fibrinógeno, fueron más bajos en el grupo sin factores de riesgo cardiovascular (Tabla 1), y la diferencia con respecto al grupo con factores de riesgo fue significativa (Tabla 2). Esta diferencia probablemente fue debida a la presencia de los factores de riesgo capaces de elevar los niveles de este reactante de fase aguda, o a otros factores que no se determinaron en este trabajo, pero no a la serorrespuesta entre los grupos (p>0,05). En cambio, ya en el interior de los mismos grupos, es decir, el de personas aparentemente normales y en aquellos con factores de riesgo cardiovascular pero asintomáticos, sí existió una diferencia significativa con respecto a la positividad serológica para Chlamydia pneumoniae, como ya se expresó.
Los leucocitos, independiente de la serorrespuesta a cualquiera de los gérmenes, no mostraron ninguna diferencia (p>0,05). Por lo tanto, no fueron útiles como marcadores con respecto a la seropositividad para los agentes investigados en los dos grupos. Tablas 4 y 5.
El grado de asociación, determinado por el coeficiente eta, únicamente demostró relativa dependencia entre los valores de la proteína C reactiva, el fibrinógeno y la Chlamydia pneumoniae en el grupo sin factores de riesgo cardiovascular. En este grupo, el 64% de las variaciones de la PCR y el 75% del fibrinógeno serían explicadas por las serologías positivas para Chlamydia pneumoniae. En el grupo con los factores de riesgo, el nivel de asociación disminuyó, probablemente influenciado por estos factores.
Tabla 6. Las demás asociaciones no fueron significativas.
En general podemos expresar que a pesar de las limitaciones del estudio, dadas por su diseño que permite evaluar asociaciones, no predicciones ni causalidad, por el punto de corte empírico en el título de los anticuerpos contra los gérmenes para establecer seropositividad, por no cuantificar los títulos obtenidos más allá de este punto, por la falta de especificidad de los mismos para indicar infección activa, y de tener en cuenta que al hacer múltiples pruebas estadísticas con un nivel de significancia de 0,05, los valores de p van a variar en este nivel puesto que el azar de todas manera garantiza cierta proporción de asociaciones, y entre más asociaciones se estudien son posibles más resultados estadísticos falsos positivos. Creemos, sin embargo, que el estudio nos aporta un conocimiento sobre la prevalencia de los patógenos investigados en nuestra región y el comportamiento de los niveles de la proteína C reactiva en la población aparentemente sana y nuestra y en aquellos con factores de riesgo cardiovascular pero asintomáticos, hecho que ha recibido poca atención en la literatura médica, especialmente en nuestro país. A manera de conclusión podemos decir que en la población estudiada:
La seroprevalencia de Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori y citomegalovirus fue alta.
Los niveles de proteína C reactiva y de fibrinógeno se elevaron significativamente por la seropositividad a Chlamydia pneumoniae en la población con y sin factores de riesgo cardiovascular.
La seropositividad para Helicobacter pylori y citomegalovirus no modificó significativamente las concentraciones de proteína C reactiva ni de fibrinógeno.
La seropositividad para Chlamydia pneumoniae en las personas sin factores de riesgo estableció un nivel de asociación mayor para el fibrinógeno que para la proteína C reactiva; sucedió lo contrario cuando hubo factores de riesgo presentes.
La seropositividad para cualquiera de los tres agentes no guardó relación con el número total de leucocitos.
Los leucocitos fueron significativos entre los fumadores con respecto a los no fumadores.
Objective. To determine the behavior of C-reactive protein, fibrinogen and total leukocytes with relation to the immunologic response mediated by antibodies IgG type against Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori and cytomegalovirus in a group of subjects with and without cardiovascular risk factors in Florencia, Caquetá.
Desing. Cross-sectional study in a population sample of 251 individuals.
Material and method. Population sample obtained by convenience between February and November of 1999 to conform two groups according to criteria previously established. The group with cardiovascular risk factors: hypertenses, diabetics, obeses, dislipidemics, smokers and sedentaries was of 135 subjects. We made quantitative measurements of C-reactive protein (CRP), fibrinogen and leukocytes and qualitative measurements of the serological response to the investigated germs. Existent relationships were valued and for all result a p value <.05 was considered significant.
Results. General mean age was 54.34 years (95%CI=53.47-55.22). Men were 127 (50.6%) and women 124 (49.4%).We found a seropositivity to Chlamydia pneumoniae in 162 subjects (64.5%), Helicobacter pylori in 193 (76.9%) and cytomegalovirus in 221 (88%). General mean for C-reactive protein levels (CRP) it was 4.52 mg/ dL (95%CI=4.27-4.76), for fibrinogen levels 337.97 mg/ dL (95%CI=326.62-349.33) and for leukocytes 7844 mL (95%CI=7626-8062).
Comparative global mean of plasma C-reactive protein and fibrinogen concentrations it was significant between both groups, p<0.0001. Leukocytes levels were nor significant, ρ = 0.5. Chlamydia pneumoniae seropositivity, unlike the other pathogens, also was significant with respect to the levels of the PCR and fibrinogen, p<0.05. The association level determined by the coefficient Eta, was smaller in the group with cardiovascular risk factors. The leukocytes were only significant when comparing smokers with non smokers and independent of the response serological, p<0.001. The obesity and the dyslipidemia were the most frequent risk factors with 45.9% and 44.4%.
Conclusions. In the studied population the seroprevalence of Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori and cytomegalovirus were high and the levels of CRP and fibrinogen significantly rose by the seropositivy to Chlamydia pneumoniae in both groups but not by the others microorganisms. The variations in the leukocytes were not important for any of three.
Key words. Chlamydia pneumoniae, C-reactive protein, fibrinogen, cardiovascular risk factors.
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