Dr. Enrique Ardila: Profesor, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, D.C.
Correspondencia: e-mail: enardila@cable.net.co
Recibido: 18/VII/07 Aceptado: 25/VII/07
El término Burnout fue propuesto por Freudenberger en 1974 para describir "una sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada que resulta de una sobrecarga por exigencias de energías, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador".
Más tarde Pines y Kafry (1978), Dale (1979) y Chermiss (1980) enfatizaron el estrés laboral en la aparición de este síndrome, resultado de un desequilibrio entre las exigencias y los recursos personales e individuales, lo cual lleva como consecuencia a ansiedad, fatiga, tensión y agotamiento, todo matizado con cierto grado de depresión.
En 1981 Maaslach y Jackson configuran este síndrome como un trastorno tridimensional caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal. Desde la definición planteada por Chermiss, el síndrome se ha dividido en varias fases: entusiasmo, estancamiento, frustración, apatía y la última que sería la del quemado, caracterizada por colapso físico e intelectual, y es en esta parte en donde la enfermedad se manifiesta.
Se han descrito diferentes escalas para diagnosticar y evaluar los diferentes grados de este síndrome, las cuales en la mayoría de los casos tienen en cuenta el agotamiento físico, emocional y mental.
El estudio de este síndrome se ha centrado en diferentes profesiones siendo las más importantes trabajadores sociales, profesores, médicos, enfermeras, estudiantes, bibliotecólogos, trabajadores de salud mental, trabajadores que laboran con personas de la tercera edad, trabajadores de las fuerzas armadas y vigilantes penitenciarios.
Existen algunos estudios a nivel internacional que nos muestran las profesiones de la salud como las más expuestas a presentar el Burnout y dentro de eso los médicos generales ocupan un lugar destacado como grupo con factores de riesgo para padecerlo, siendo los más importantes falta de tiempo libre, necesidad de estar siempre disponible, falta de sueño, viajes que implican compromisos profesionales y gran preocupación de equivocarse en el diagnóstico.
Con el advenimiento de la ley de seguridad social en salud en Colombia en 1993, la medicina como profesión liberal ha ido desapareciendo. El médico es un empleado de grandes compañías que implican compromisos y exigencias, lo cual ha restado al profesional la posibilidad en la toma de decisiones. El ejercicio profesional ha cambiado tanto en la parte médica propiamente como en la económica, limitándosele el tiempo disponible para cada paciente, además tener que estar acogido en la conducta que deberá tomar tanto en la parte diagnóstica como terapéutica a la reglamentación de la empresa, sumado al creciente número de médicos formados en la última década en el país, lo cual hace el ejercicio cada vez más competitivo.
Todo esto ha llevado a una sensación de depresión y desesperanza de los profesionales, la filosofía del ejercicio de la medicina no es por la que ellos ingresaron a estudiar medicina, profesión que implica además de una importante dedicación en la universidad, características de intensidad horaria muy especial, además de una escolaridad más larga que la mayoría de otras profesiones, unos costos tanto económicos como personales para el individuo, la familia y la sociedad.
El paciente ya no es más un paciente, sino un cliente, y lo peor no es un cliente personal sino de una empresa a la cual ellos deberán defender y comprometerse, pues de lo contrario serán fácilmente despedidos, y para peor de las desgracias existe una gran lista de espera de colegas deseando ser nombrados.
Si retomamos la definición primaria del síndrome de Burnout, sensación de fracaso, existencia agotada por una sobrecarga de exigencias, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador, no es nada difícil sin ser especialista en el tema, poder inferir que dentro de los médicos colombianos en este momento hay muchos que están "bien quemados" y para peor de males "ni los bomberos ni los extintores han podido apagar ese incendio".