Conferencia Lombana Barreneche dictada durante el XX Congreso Colombiano de Medicina Interna, Medellín, octubre 9 al 12 de 2008.
(1) MD, FACP, Profesor Titular de Medicina, Pontificia Universidad Javeriana. Profesor Clínico Principal, Universidad de La Sabana. Jefe del Servicio de Nefrología y del Departamento de Especialidades Médicas, Clínica Shaio. Bogotá, D.C., Colombia.
Correspondencia. Dr. Roberto D'Achiardi. E-mail: rodachi@gmail.com, rodachi@cable.net.co
Recibido: 26/X/08 Aceptado: 29/X/08
Introducción
Al conmemorarse en 2008 los 50 años de existencia de la Asociación Colombiana de Medicina Interna (ACMI), he recibido la honrosa invitación para dictar la Conferencia Profesor José María Lombana Barreneche, lo cual agradezco y considero un alto honor, así como lo fue presidir los actos conmemorativos de los 40 años de la ACMI siendo su presidente en 1998.
He decidido presentar a ustedes, señores y señoras asistentes al Vigésimo Congreso Colombiano de Medicina Interna, la visión de la historia de la ACMI dentro del desarrollo de la medicina interna en Colombia. Durante los últimos 50 años, la historia de la ACMI ha sido en gran parte la misma de la medicina interna en Colombia.
La ACMI, la sociedad médica más prestigiosa, con mayor número de miembros y una de las de mayor antigüedad en el país, fue creada el 21 de noviembre de 1958, por un grupo de internistas de Bogotá, con el fin de orientar los destinos de la especialidad en Colombia.
Durante estos 50 años, son muchos los sucesos, éxitos y dificultades que ha tenido, manejados siempre con un horizonte claro, que le ha permitido estar a la vanguardia para bien de los internistas del país; quienes a su vez le han entregado a la ACMI lo mejor de sus conocimientos, empeño y trabajo, para llevarla al sitio preponderante donde hoy se encuentra, trabajando siempre por el crecimiento y progreso de la medicina interna en beneficio del país y de sus asociados.
Historia de la medicina en Colombia
En Colombia la medicina se desarrolló en cuatro etapas fundamentales: la época precolombina, de la Conquista y la Colonia, de la República y finalmente la medicina contemporánea, la de los últimos 60 años, de la cual la ACMI ha sido su gran protagonista.
Sobre la medicina indígena precolombina, uno de sus cronistas, Fray Juan de Castellanos, resalta el concepto mágico de la enfermedad como producto del castigo de los dioses, según el cual, el mal se lograba por mecanismos como el escape del alma, la introducción de un cuerpo extraño y los malos aires. Predominaron por esa época las enfermedades parasitarias, el carate, el pian y la sífilis, esta última de la cual existe prueba en los huesos de Aguazuque (Soacha).
Dentro del arsenal terapéutico existían la confesión, las fricciones, los baños y masajes, el soplo, la imposición de las manos, la succión y las ofrendas. El sacrificio humano sólo fue evidente en la cultura quimbaya. A su vez, apareció el uso de plantas medicinales como higuerón, zarzaparrilla, paico y quina, de efectividad indiscutible, de la cual se benefició la medicina europea en siglos posteriores. Los indígenas utilizaron la sutura de heridas con cabellos y la trepanación del cráneo.
En Europa antes de los años 1500, tampoco existía una medicina estructurada. En las tribus de cazadores existía el arquetipo del rey -sacerdote - médico. Luego vinieron Hipócrates y Galeno, quienes dieron los primeros pasos para la creación de la medicina moderna.
Durante la época de la Conquista y la Colonia, por los años 1500 a 1700, aparecieron nuevas enfermedades y epidemias como las de viruela, fiebre amarilla, lepra, tifo y sarampión, e incluso posiblemente la gripe, que diezmaron grandes poblaciones indígenas.
Se inició la creación de hospitales, casi siempre a cargo de congregaciones religiosas; el funcionamiento del protomedicato y el comienzo de los estudios de medicina en universidades de los jesuitas y los dominicos. Todo lo anterior estuvo marcado por la revolución médica que trajo al país José Celestino Mutis.
La guerra de la conquista no fue sólo a través de las armas, pues gran parte de la victoria se logró por los efectos nefastos de muchas epidemias en la población indígena.
El rey Fernando el Católico, ordenó en 1513 la fundación de un hospital en Santa María la Antigua del Darién. En 1564 se fundó en Bogotá el Hospital de San Pedro, que dio paso en 1739 al Hospital de Jesús, María y José en la calle 11 entre carreras 10 y 11, para finalmente convertirse en el Hospital San Juan de Dios en su edificio actual de La Hortúa.
Los jesuitas a principios del siglo XVII crearon el Hospital de San Lázaro en Cartagena, y en Popayán los hermanos betlemitas dirigieron el Hospital San José, seguido por la creación de varios hospitales durante el siglo XVIII en otras ciudades del país.
La población estaba en manos de curanderos, de médicos empíricos y barberos cirujanos; en cuanto los protomédicos no fueron operantes, pues para empezar no se disponía de ellos, siendo el primero en venir al país Rodrigo Enríquez de Andrade en 1635, quien estuvo poco tiempo e inició la cátedra en el colegio seminario de San Bartolomé.
La historia de la medicina interna en Colombia comienza con el arribo al país en 1760 de José Celestino Mutis, nacido en Cádiz en 1732, figura que partió en dos la historia de la medicina. Se graduó en Sevilla en 1755, vino como médico del virrey Pedro Messía de la Zerda, y al lado de la dirección de la Expedición Botánica ejerció por más de 30 años la profesión. Se preocupó por implantar los estudios de medicina en Colombia y fundó la Facultad de Medicina del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
Formó al padre Miguel de Isla, quien fue rector de la facultad al iniciarse los estudios en 1802 y al licenciado Pedro Gil de Tejada, quienes siguieron su escuela. Mutis ocupó la regencia y sólo hasta el año de la independencia se graduaron los primeros médicos colombianos del Rosario. Realizó los primeros trabajos científicos e hizo varios desarrollos en la especialidad sobre coto, quinas e inoculación en la viruela, muriendo en 1808 de una apoplejía.
En la época de la Independencia y la República, durante los años 1800 y comienzos de 1900, la medicina fue ejercida por los egresados de la Escuela de Mutis y la enseñanza seguía en los colegios del Rosario y San Bartolomé, siendo el principal docente el doctor José Félix Merizalde, la figura más prominente de la medicina en la primera mitad del siglo XIX. En el primer periodo de la Independencia, tuvo gran influencia la medicina francesa.
El gobierno de Santander trajo una misión pionera para organizar la primera facultad de medicina en la Universidad Central, cerrada en 1850 después de formar cerca de 200 médicos, creando algunos de ellos escuelas médicas en otras ciudades del país. Se desarrollaron campañas contra la viruela y otras enfermedades eruptivas, cólera, lepra, paludismo, coto y fiebre amarilla.
Dentro del ejercicio combinado de las ciencias clínicas y quirúrgicas, usual por muchos años en el ejercicio de la medicina, debemos recordar reconocidos científicos del siglo XIX como Antonio Vargas Reyes, Liborio Zerda y el general Santos Acosta, este último quien fue presidente de la República y fundador de la Universidad Nacional. Se creó la facultad de medicina de la Universidad de Antioquia. Se continuó con el ejercicio de la medicina con influencia francesa, e independiente de múltiples guerras, llegaron adelantos como la lucha contra la infección iniciada por Pasteur y el uso de la anestesia. Se enseñó medicina en las facultades en Bogotá, Medellín y Cartagena, y se crearon cátedras de medicina interna, cirugía, pediatría, ginecología y obstetricia y de medicina tropical, viniendo al final de este periodo la facultad de medicina de la Universidad Javeriana.
El siglo XX fue el momento en el cual se empezó a individualizar el ejercicio de las especialidades médicas y quirúrgicas, con cuatro grandes figuras de la medicina.
Antonio Vargas Reyes (1816-1873) clínico y pionero de la cirugía, nació en Charalá, se graduó en la Universidad del Rosario en 1838 y completó su educación en Francia con énfasis en técnicas quirúrgicas; de regreso a Bogotá ejerció la cirugía desde 1947. Fundó una facultad de medicina privada en 1864 que se convirtió en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional en 1868. Inició las publicaciones médicas en el país con la Lanceta y luego con la Gaceta Médica, y murió en Villeta a los 56 años.
Roberto Franco (1874-1954) clínico, pionero de la infectología y del laboratorio clínico, se educó en el Colegio del Rosario, se graduó como médico en 1897 en el Claustro Santa Inés de la Universidad Nacional, estudió medicina en París donde se graduó en 1903 y luego en la Escuela de Medicina Tropical de Londres. Utilizó por primera vez en el país técnicas de laboratorio para el diagnóstico clínico, hizo estudios de paludismo y fiebre recurrente y creó el primer laboratorio en el Hospital San Juan de Dios; describió una variante selvática de la fiebre amarilla. Murió en Nueva York a los 80 años.
El padre de la medicina interna en Colombia fue José María Lombana Barreneche (1854-1928), quien inició y desarrolló la especialidad. Nació en Santa Marta, egresó en 1874 de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, ejerció la profesión 15 años en Ambalema y en 1891 fue vinculado a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional en Bogotá, donde ejerció las cátedras de anatomía patológica y de clínica médica, enseñó fisiopatología, trabajó profusamente en fiebre tifoidea y formó la primera generación de internistas del país. Fue político hasta llegar a candidato a la Presidencia de la República, elecciones que perdió, regresando al Hospital San Juan de Dios donde ejerció la medicina hasta fallecer a los 75 años.
Los médicos que lo precedieron ejercieron en forma simultánea medicina general, pediatría, maternidad y cirugía. Lombana se dedicó al manejo de las enfermedades internas, dando la base para la creación de la medicina interna como especialidad en Colombia.
La medicina contemporánea se inició hacia 1950, hubo cambio progresivo de la influencia de la medicina francesa por la americana y nacieron las escuelas de medicina de Popayán, Cali y Manizales; siendo la época de la séptima y octava décadas, la edad dorada en el desarrollo de la medicina, colocándola a la altura de las mejores del continente.
Fueron discípulos de Lombana Barreneche, entre otros, Alfonso Uribe Uribe, Carlos Trujillo Gutiérrez, Julio Aparicio y Edmundo Rico, y en general, a través de ellos y otros alumnos, la mayoría de internistas colombianos somos discípulos de Lombana Barreneche.
En la actualidad se hace internado, y los estudios de posgrado en medicina interna se realizan como residentes I, II y III para pasar a la carrera profesoral. Hacia 1950 los equivalentes eran el interno nombrado en su cargo por un año, luego el jefe de clínica quien se elegía por un periodo de dos años, los profesores agregados y finalmente los profesores titulares, cuatro en el caso del Hospital San Juan de Dios, cargo este último que era vitalicio. Las habitaciones de los pacientes eran grandes salas a la usanza francesa, atendidas por médicos en la mañana y en las tardes regularmente por religiosas.
La Sociedad Colombiana de Medicina Interna
La Sociedad Colombiana de Medicina Interna se fundó nueve años antes de la creación de la ACMI, el 14 de septiembre de 1949, razón por la cual la ACMI años después tomó el nombre de asociación y no de sociedad. Este suceso coincidió con el comienzo de la medicina interna científica contemporánea.
Fue creada por un grupo de internistas y algunos médicos generales dedicados al ejercicio de la medicina interna, más con carácter gremial que científico, entre otras razones para definir políticas en relación con el naciente Instituto Colombiano de los Seguros Sociales, hoy desaparecido, que les exigía pertenecer a una sociedad científica que los avalara y certificara como especialistas.
Fueron fundadores y pertenecieron a ella varios de los profesionales que nueve años después fundarían la ACMI. Se conformó la primera junta directiva con Alfonso Uribe Uribe como presidente, Hernando Ordóñez, vicepresidente; Ángel Octavio Villar, tesorero; Alfonso Gutiérrez Pinilla, Ernesto Martínez Capella y Laurentino Muñoz como vocales y Hernando Roselli, secretario. Otros miembros de la sociedad, hasta donde se recuerda, eran: Rafael Carrizosa Argáez, Julio Barrera, Gustavo Montejo, Víctor Hernán Dueñas y Mario Reyes.
El 30 de junio de 1950 se eligió nueva junta directiva, siendo reelegidos todos sus miembros, excepto el secretario, posición que recayó en Yesid Melo Rico. Con el paso del tiempo cambiaron sus objetivos de gremiales a científicos, lo cual conllevó cambio de estatutos.
En asamblea realizada el 9 de marzo de 1951 se cambió de nuevo el secretario por Daniel Terreros. El 23 de enero de 1952 ingresaron nuevos socios, algunos de los cuales, dado que no existía aún el reconocimiento del título de internista en el país, se acreditaron con base en el ejercicio de las jefaturas de clínica médica o por ser profesores de la Universidad Nacional. Los nuevos miembros fueron Gonzalo Casas, Alberto García, José María Mora, Raúl Paredes, Carlos Sanmartín, Ernesto Soler y Carlos Villaquirán. Durante esta segunda asamblea se eligió nueva junta directiva que presidió Luis Guillermo Forero Nougués, con Daniel Terreros como secretario y como vocales José María Mora, Raúl Paredes y Ernesto Soler. La cuota de admisión era de $35 y la anual de $5.
Por esa época no existían medios de transmisión rápida y masiva del conocimiento, las revistas científicas demoraban en llegar al país semanas o meses y asistir a un congreso en EE.UU. o Europa implicaba un alto consumo de tiempo y de dinero. Si se quería estar actualizado, se debían realizar eventos científicos en el país con profesores extranjeros.
La Sociedad Colombiana de Medicina Interna realizó dos reuniones científicas con invitados internacionales, quienes dictaron conferencias en los Hospitales de San Juan de Dios y San José. Uno de ellos, el Dr. Castleman quien hacía los ejercicios clínicos para el New England Journal of Medicine, según relata José María Mora, asistió a la discusión de un caso clínico por Raúl Paredes, quien acertó con el diagnóstico de enfermedad de Whipple, entidad poco conocida por esa época, recibiendo el reconocimiento del profesor invitado.
Sociedad de vida efímera, con bajo número de miembros, fue sin embargo una de las primeras en establecer los lineamientos de las sociedades científicas en el país. Después de funcionar por cerca de cinco años, dejó de reunirse hacia 1954 y finalmente desapareció por muerte natural.
Creación de la Asociación Colombiana de Medicina Interna
Precedida por algunas reuniones de internistas del Hospital San Juan de Dios, con el fin de crear una sociedad científica que reuniera los médicos colombianos que trabajaban en esta especialidad, y de una conversación en la cual participaron Roberto de Zubiría, quien la relata, y José del Carmen Muñoz, se gestó la idea de crear una nueva sociedad de medicina interna.
El 20 de noviembre de 1958 a las 8 de la noche, se reunieron varios internistas en el Club Médico de Bogotá, para fundar la Asociación Colombiana de Medicina Interna. Fueron nombrados Rafael Carrizosa y Roberto de Zubiría como presidente y secretario de la reunión de constitución, a la cual asistieron Alberto Carreño, Eduardo de Zubiría, Leo Denmer, Jorge Escandón Sorzano, Guillermo Fischer, Policarpo González, Alfredo García, Gustavo Montejo Pinto, José del Carmen Muñoz, Héctor Reverend y Carlos Sánchez. Se crearon comisiones y se citó a nueva reunión el 27 de noviembre a las 7 p.m., para elegir los dignatarios de la asociación, con lo cual empezó a funcionar la ACMI, siendo sus socios fundadores 31 médicos entregados al ejercicio de la medicina interna (Tabla 1).
La ACMI fue definida estatutariamente como “una entidad de carácter científico y gremial, cuya función debe ser la agrupación de los médicos que actualmente ejercen la medicina interna” en Colombia.
Metas de la ACMI
La ACMI debía cumplir diversas metas como lo sigue haciendo a través de los años, dentro de las cuales estaban la de organizar eventos científicos, presentar trabajos, publicarlos en una revista que se consideró como una de las prioridades dentro de la sociedad, semilla de Acta Médica Colombiana (AMC) y algo muy importante, base del ánimo integrador que aún mantiene la Asociación “buscar la inclusión entre los miembros activos de profesionales dedicados a la psiquiatría, gastroenterología, anatomía, patología, laboratorio clínico y otras especialidades”, lo cual traducido al futuro, originó la unión de las sociedades científicas que creó la Asociación Pro Congreso de Medicina Interna (APCMI).
Otra meta que ha persistido y tomado especial vigencia especialmente desde finales del siglo XX, fue la de trabajar sobre el aspecto gremial de los médicos: ACMI “luchará hasta donde sea posible para obtener las mejores condiciones en el ejercicio profesional de sus miembros”.
Primera junta directiva de la ACMI
Se ofreció la presidencia de la primera junta directiva de la ACMI a Alfonso Uribe Uribe, quien no la aceptó, pues no gustaba ejercer cargos de esta naturaleza. Según relata Roberto de Zubiría prefería “ver enfermos y estudiar libros y revistas de medicina”.
El día de fundación de la ACMI se eligió la primera junta directiva, integrada por Rafael Carrizosa como presidente; vicepresidente Gustavo Montejo, secretario Roberto de Zubiría, tesorero Bernardo Samper, vocales Carlos Cuervo y Carlos Sánchez y bibliotecario Policarpo González, la cual fue reelegida durante la primera asamblea realizada un año después en Manizales.
Profesor Rafael Carrizosa Argáez
Debemos hacer especial mención a Rafael Carrizosa Argáez (1910-1977) impulsor y eje de la creación de la ACMI, presidente de sus primeras juntas directivas, quien llegó al país en 1948 como Jefe de Clínica del Servicio de Clínica Médica del Dr. Carlos Trujillo Gutiérrez, procedente de Europa donde había estudiado medicina en Hamburgo y se había especializado en medicina interna, teniendo además amplios conocimientos en el campo de la hematología. Según Roberto De Zubiría, Carrizosa “hacía un examen médico muy completo, hablaba poco, pero era muy preciso en sus términos” y cambió la costumbre de los internos de leer la historia de los pacientes que traían escrita en un cuaderno, cuando les dijo: “En Alemania los internos y residentes tienen que aprenderse de memoria todos los datos y exámenes de los pacientes”. Con respecto a la prescripción de múltiples medicamentos, les enseñaba el principio hipocrático, “estos deben tomarse el medicamento principal y a lo sumo otro secundario”.
Asamblea de la ACMI
Después de la Asamblea de Constitución de la ACMI, se realizó la Primer Asamblea regular en Manizales, en el Salón de Actos de la Universidad de Caldas el 10 de diciembre de 1959, la cual reeligió la junta directiva.
Durante sus deliberaciones y con visión futurista, Carrizosa vislumbró con 50 años de anticipación la importancia que tomarían las subespecialidades con respecto a la especialidad madre, la medicina interna, al referirse a algo ya notoria en esa época y vigente en la actualidad: “El desenvolvimiento de la medicina interna en los últimos años, con la aparición de gran número de especialidades, las cuales han adquirido gran validez, separándose de la rama original”, las cuales en el futuro podrían tender a opacar el ejercicio de la medicina interna.
Como hecho anecdótico durante la Segunda Asamblea realizada en el marco de la Primera Convención de la ACMI en Bogotá, el Dr. Olaya propuso aumentar la cuota anual a $20, propuesta que fue negada por amplia mayoría, dado su alto costo. Durante la existencia de la ACMI, regularmente y al menos una vez por año, se reúne la asamblea tanto en el Curso de la ACMI - American College of Physicians, como en el Congreso Colombiano de Medicina Interna.
Capítulos de la ACMI
Durante la primera asamblea en Manizales, se vincularon seis internistas líderes de otras ciudades importantes del país: Eugenio Villa por Antioquia, E. Flórez por Bolívar, Ferry Aranzazu por Caldas, Marco H. Camargo del Atlántico, Marco T. Kimel del Cauca y por el Valle Jorge Araújo Grau, lo que permitió dar apertura a la ACMI y fue la base para la creación posterior de los Capítulos de la ACMI. Actualmente existen doce capítulos con su propia junta directiva, cuyo presidente forma parte como vocal de la junta directiva nacional, siendo estos Antioquia - Chocó, Caldas, Caribe, Central, Costa Atlántica, Morrosquillo, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Valle-Cauca y Nariño.
Convencion Nacional de Medicina Interna
La Convención Nacional de Medicina fue la base del actual Congreso Colombiano de Medicina Interna.
La Primera Convención Nacional de la ACMI se realizó en 1960 en Bogotá, con sedes simultáneas en el Hospital San Juan de Dios y en el Club Médico, la participación de internistas de diversas zonas del país y la asistencia de conferencistas extranjeros. Fue inaugurada por el Ministro de Salud José del Carmen Acosta, se reformaron los estatutos y se designó Medellín como sede de la Segunda Convención Nacional, a realizarse en 1961.
Fue la primera vez que se identificó “con un carné de bolsillo cada uno de los miembros que se acredite como tal”. Se eligió nueva junta directiva “por 17 votos a favor, seis en contra y dos en blanco, lo que por aquella época se consideró como “amplia participación de internistas de otras ciudades del país”, con cambio de varios de sus miembros, pero presidida de nuevo por Rafael Carrizosa.
El 24 de julio de 1961 se realizó en Medellín la Segunda Convención Nacional de Medicina Interna, organizada por Jaime Borrero Ramírez, segundo vicepresidente de la ACMI, iniciando así la costumbre de la mayoría de los congresos, que el presidente del congreso sea distinto al presidente de la asociación; pero siempre trabajando en forma integrada y dentro del espíritu delineado por la ACMI. En esta convención participaron tres conferencistas extranjeros y se acogió Cartagena como sede de la Tercera Convención en 1962, presidida por Isaías Bermúdez.
Se realizaron en los primeros años nueve convenciones nacionales, la última en Popayán en 1968, durante la cual se celebró el X Aniversario de creación de la ACMI, cuya cuota de inscripción fue de $300, dando paso al Congreso Colombiano de Medicina Interna del cual se han realizado 20 versiones, para completar 29 eventos científicos en la vida de la ACMI.
Congreso Colombiano de Medicina Interna y Asociación Procongreso de Medicina Interna
Siendo William Rojas presidente de la ACMI, decidió invitar nueve sociedades de subespecialidades afines a la medicina interna a participar del Congreso Colombiano de Medicina Interna, con miras a darle mayor relevancia y un futuro más promisorio al evento; llegando así, junto con el American College of Physicians (que después realiza cursos en forma independiente con la ACMI, en el año alterno al congreso) a la realización del Primero y Segundo Congresos Colombianos de Medicina Interna en 1970 y 1972 en Bogotá.
Para el Tercer Congreso Colombiano de Medicina Interna que se realizó en Medellín dos años después, se creó la Asociación Procongreso de Medicina Interna el 18 de mayo de 1973, en la cual se unían a la ACMI las sociedades de alergia e inmunología, cancerología, cardiología, diabetes, endocrinología, endoscopia digestiva, hematología, nefrología, neumología, reumatología y parasitología y medicina tropical, con miras a la organización del Congreso bajo la égida de la ACMI.
Luego se unieron a la APCMI las sociedades de gastroenterología, hepatología, infectología, medicina nuclear, neurología, osteología y metabolismo mineral y patología clínica, completando 19 sociedades en 1998; año en el cual se retiró la Sociedad de Reumatología y la Asociación Colombiana de Diabetes dio paso a la Federación Diabetológica Colombiana, para un total de 18 sociedades en la actualidad, que han realizado sin interrupción el Congreso Colombiano de Medicina Interna, que ha alternado como sede Bogotá con otras importantes ciudades, único en su género en Latinoamérica y en la actualidad el congreso más grande e importante del país, orgullo de quienes hace varios lustros la gestaron (Tabla 2).
Presidencia de la ACMI
Rafael Carrizosa presidió la ACMI durante los años 1958 y 1959 y fue reelegido durante la Asamblea de la Segunda Convención Nacional de Medicina Interna; a partir de 1962, fue seguido en este cargo por periodos de dos años por internistas que dedicaron gran parte de su energía y de su tiempo para crear y mantener en la altura que le correspondía a la ACMI. El presidente elegido para los años 2008 a 2010 es Gregorio Sánchez Vallejo (Tabla 3).
Acta Médica Colombiana
Desde la creación de la ACMI, una de sus metas fue favorecer la transmisión del conocimiento a través de la presentación de trabajos científicos y su publicación en una revista, idea considerada prioritaria para la asociación, requiriéndose 18 años para la creación de Acta Médica Colombiana. En noviembre de 1975 durante un curso del Capítulo Central de la ACMI en Ibagué, Fernando Chalem propuso el proyecto y el primer número se imprimió en marzo de 1976, correspondiente al primer trimestre de ese año, bajo la dirección editorial de Chalem, revista científica que viene difundiendo gran parte de la investigación científica en Colombia y de la cual fue su editor hasta 1996; seguido por un periodo de dos años por Jorge Escandón y a partir de enero de 1999 por Paulo Emilio Archila. La ACMI también ha publicado varios libros de temas de la especialidad, incluido el Tratado de Medicina Interna editado por Fernando Chalem, Jorge Escandón, Jaime Campos y Roberto Esguerra.
Resumen
Este sucinto recuento histórico sobre la creación de la Asociación Colombiana de Medicina Interna, dentro del marco del nacimiento y desarrollo de la medicina interna en Colombia, y el desarrollo obtenido durante estos primeros años de existencia, muestra a las nuevas generaciones de internistas los pasos que se dieron para su constitución y desarrollo, así como para la creación de los capítulos y congresos de la APCMI y de Acta Médica Colombiana.
A su vez, se brinda con ello un homenaje y merecido reconocimiento público a sus fundadores y directivos, quienes con ánimo soñador crearon una sociedad médica que perdura gracias a su seriedad y organización y a los miembros que desde diferentes posiciones directivas o bien como miembros activos de la ACMI, juntos crearon, estructuraron y vigilaron de cerca los primeros pasos de la asociación, la fortalecieron y la engrandecieron durante el siglo XX y lo corrido del siglo XXI.
La ACMI, hoy con gran número de miembros y con 50 años de labores ininterrumpidas, se ha situado y pasó al tercer milenio como la sociedad científica más importante y pujante del país.
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