(1) Falla: Medicina Interna - Gastroenterólogo Clínica del Country. Editor Acta Médica Colombiana, Bogota, D.C. E-mail: paulo.archila@gmail.com
Recibido: 11/X/09 Aceptado: 12/X/09
Es un tema obligado en este nuevo siglo, la preocupación por los ancianos. No precisamente por la carga afectiva, ya que en nuestro país el abandono e irrespeto hacia las personas mayores es una constante, sino por dos factores esenciales: la carga económica que representa una buena parte de la población demandando su derecho pensional y el gran costo que representa este grupo para la atención en salud al predominar las enfermedades crónicas y catastróficas.
Al mejorar la atención en salud y subir los estándares de calidad de vida en los países más desarrollados, se ha incrementado la longevidad de sus habitantes y los científicos, al intentar desentrañar los orígenes de la vida están encontrando formas de preservarla en mejores condiciones. La prueba más reciente de esa afanosa búsqueda la dan los galardonados Blackburn, Greider y Szostak con los premios Nobel de Medicina 2009 al incursionar en la biología de los telómeros y los efectos de la telomerasa en la integridad de la célula.
A pesar de la existencia de la Geriatría como especialidad dedicada al cuidado de la salud de los ancianos, no puede la Medicina Interna abstraerse de ese cuidado, pues es el grupo que mayor cantidad de enfermedades presenta con necesidad de la participación del internista en su diagnóstico y solución. Nosotros somos fieles al paradigma de Gonzalo Canal Ramírez, quien sostenía que “envejecer no es deteriorarse” y creemos que es una función primordial del geriatra, propender por una mejor calidad de vida de sus pacientes, creando grupos de trabajo multidisciplinarios para cumplir su función, creando instituciones donde se facilite esa misión, con mayor calidez que los hospicios o que los hospitales generales, avanzando en la investigación de los principales síntomas que aquejan para entenderlos y ayudarlos mejor. Los internistas debemos estar atentos a sus hallazgos y recomendaciones, para que sin negarle el paciente su derecho a la salud, cuando consultan a nuestros hospitales podamos entender mejor de qué se trata el problema de un anciano enfermo y poder trabajar mejor en él y en su familia para recuperarlo en condiciones dignas y con el amor que se merece. No condenarlo a sufrir sus dolencias sin remedio ni exagerar en procedimientos y procesos que le vayan a aumentar el sufrimiento.
En esa encrucijada nos vemos cada vez que se nos pide una valoración pre-operatoria para una intervención o nos solicitan conductas que prolonguen indefinidamente la existencia de una persona afectada por males irreparables.
En este número hay un excelente trabajo realizado en la Unidad de Geriatría de la Universidad de Caldas, sobre caídas en ancianos que refleja claramente la problemática de su especialidad y nos dan una excelente guía para el análisis y manejo de esa situación específica. En números anteriores hemos publicado otros trabajos del mismo grupo, que nos enseñan cómo proceder en una unidad académica y cómo integrarse con la Medicina Interna en patologías que todos manejamos. Si trabajamos en concordancia, lo haremos mejor.